Ese regalo llamado Laos
Efectivamente, Laos es un regalo. Es como aquel anuncio de Coca Cola, para todos:
Para los que buscan relajarse: Yo empecé por el sur, cruzando la frontera de Camboya hasta llegar a 4 thousands islands. Una especie de islas propiedad de la esencia take it easy, donde los nativos viven de manera relajada y los viajeros van en busca de esa puesta de sol memorable o simplemente para desconectar de la rutina de viajar. Puedes elegir Don Det es más para backpackers (más barata), en cambio si tienes un presupuesto más amplio mejor Don Khong. Aunque en realidad es tan pequeño que se puede hacer en bici. Eso sí, es posible que te pidan un impuesto revolucionario por cruzar a Don Khong, yo me lo salté, si te preguntan dí que vas a comer al restaurante de abajo.
Para los que buscan alejarse: Después fui subiendo hasta Paksé, una ciudad sin ningún encanto pero capital de Champasak . Ahí son muchos los ciclistas que deciden recorrer la provincia en bici, yo lo hice en moto. Dejé mi maleta en un hostal y me fui 3 días a Tad Lo y Tad Hua Khon a ver cataratas, poblados primitivos y todo, completamente solo. En estos 3 días no me crucé con ningún occidental por lo que tuve que conversar conmigo mismo.
Para los que buscan re-insertarse: Y llegué a Vientiane, la capital. Una ciudad algo gris, pero que después casi 1 mes me supo a gloria. Nunca había imaginado que podría echar de menos tanto entrar en un centro comercial, ir al gimnasio o ese gran placer que es pasear por una librería.
Para los que buscan excederse: Hay un pequeño pueblo llamado Van Viengh, que es como si fuera otro país. En Laos todo cierra a a las 23:00, pero por lo que me cuentan eso no va con Van Viengh. Es famoso por el tubbing, lanzarse río abajo completamente borracho y drogado. Yo no lo sé, porque no fui. No me mal interpretéis, me encanta la fiesta y en otro contexto hubiera ido pero en ese momento no me apetecía, y realmente no me arrepiento para nada de haber invertido el tiempo en otros lugares. Un dato: un británico que trabajaba como encargado en un bar me comentó que en solo 3 horas hacían 10.000€. Os podéis imaginar que se merece el título de la capital de la fiesta en Asia.
Para los que buscan encontrarse: Y llegué a Luang Prabang. Una ciudad a la que le sobra el encanto. Puede resultar muy cara pero se pueden encontrar gangas. Sin duda una ciudad que podría funcionar (al menos para mi) como refugio espiritual. Y es por eso, que si algún día no me encontráis, ya sabéis dónde buscarme.
Para los que buscan superarse: Mi última parada fue Luang Nam Tha, el norte del país. Justo en el que un día fue famoso triangulo del opio. Ahí, decidí hacer un treking de dos noches por la jungla. Fue fantástico comer lo que recogíamos durante el día, dormir a la intemperie o interactuar con los poblados que quedan por la zona. Son esos momentos duros por la ausencia de la comodidad pero que cuando uno los recuerda, hincha un poco el pecho y se sonríe a si mismo.
Y eso es todo. Me hubiera gustado dedicarle más tiempo pero así es la vida. Aunque tengo claro que volveré.
Lo que + me ha gustado…
la armonía que existe en todo el país. Es un equilibrio de la naturaleza perfecto.
Lo que – me ha gustado…
no tener más tiempo
Fotos
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