en Hanoi
Tras algo más de 24 horas. 1 tren, 2 autobuses, 2 fronteras y 1 taxi, ya estoy en Hanoi. La recibida que he tenido no ha sido muy emotiva ya que el cielo está nublado y cae una llovizna típica de la época. No puedo olvidar que es invierno y a pesar de que el norte de Vietnam es un clima sub tropical, hace el suficiente frío como para no poder ir en pantalón corto.
En cualquier caso, han bastado un par de minutos para captar la caótica esencia de esta ciudad. De hecho, solo basta cruzar la frontera para ver que el orden, en este país, es relativo. El ruido de los cláxones forman parte de la ciudad como el mar lo es en Barcelona, las cañas en Madrid, o las tapas en el sur. El caos del tráfico está a la altura de Beijing o Atenas aunque no supera Nueva Delhi.
Aquí es más común ver occidentales y en las pocas horas que llevo en la ciudad ya me he reencontrado con «viejos» conocidos.
El Hanoi nocturno pinta bien. De hecho en el Hostel Hanoi en el que me hospedo me han recibido con un free beer de 18:00 a 19:00 y Pulp Fiction en el televisor. A ver qué tal es el Hanoi de día. Pero eso tendrá que esperar a mañana.