Como dice el gran Pep después del partido no se termina el mundo, ni mucho menos, pero lo cierto es que «el Clásico» desprende una esencia especial para cualquier amante de los dos equipos. Hoy, a mis 28 años, viviré mi primer Barça – Madrid lejos del Camp Nou. Por supuesto que no es el primero, pero no recuerdo cuándo fue la última vez, así que para mi memoria es la primera vez que no podré cantar el himno mientras los jugadores saltan al césped.
Detrás de un Barça – Madrid hay un ritual, cada uno tiene el suyo. El mío empieza la semana del clásico leyendo todas las noticias vinculadas de todos los diarios, sea el color que sea, permitiendo que los amigos de RAC1 me enciendan todavía más y sobretodo recordando cuando iba al campo con mi tío. Es un día que paso enganchado al auricular, en el que siento un cosquilleo que desaparece en cuanto veo el campo lleno. Esa sensación de comunión, es increíble.
Hoy, a falta de unas horas para empezar el partido, todavía no sé si lo veré. Haré lo posible, pero no es sencillo. Ni por la diferencia horaria (+7 horas) ni por mi ubicación (Lijiang, un pequeño pueblo chino), pero el caso es que he procurado seguir el ritual, esta vez desde la distancia. Lo que no podré hacer es ir al campo con mi padre y mi hermano, aunque seguro que a ellos no les sabe mal, así no hay disputas por los carnés. Ni tampoco podré concentrarme antes en «la Dolça» en la calle Europa, con mi otro tío y mi prima. Para ir todos juntos hasta el santuario blaugrana entonando cánticos y contagiándonos por la euforia culé.
Ahora, lo que sí os puedo asegurar es que lo voy a vivir con la misma pasión. Y sí, como buen culé, mi anaconda asoma la cabeza pero lo tengo claro, hoy ganamos. Y mi porra es 2-1, con goles de Villa y Messi.
Es la garganta más famosa de China. Y no, no me refiero a ningún cantante. Es un trek de 2 o 3 días atravesando pueblos perdidos por montañas con subidas y bajadas.
Se empieza en Lijiang y después de 2 horas y media y atravesando al condado de Shangri·la se empieza a andar. A partir de ahí se pueden elegir diferentes opciones, mi recomendación es hacer dos noches y 3 días. El primera día yo andé unas casi 7 horas para poder dormir en el Half Way GuestHouse con unas vistas desde el lavabo que dudo que ningún lavabo del mundo tengan. Para los románticos y menos escatológicos, deciros que si llegáis pronto, las vistas desde la cama son increíbles también. Durante este primer trayecto atraviesas las 28 curvas. Si no quieres andar tanto puedes descansar en el Tea House.
Después de pasar la noche en el Half Way sigues el camino hasta el Tina’s House. Unas dos horas y media más, por lo que si llegas pronto puedes ir a la joya de la corona, al medio salto del Tigre, donde el trek se convierte en algo más exigente y son 3 horas de nivel 4 con tramos no aptos para cualquiera. En especial, la famosa escalera de alambre que sube durante 20 metros con una penditene del 80%. Aunque si yo lo he hecho, tampoco es para tanto.
El caso, es que yo pasé una noche más porque la segunda cogí una infección estomacal con fiebre y no me quería perder el medio salto del Tigre. Y la verdad es que no me arrepiento para nada, a pesar del frío.
El trek termina en Shangri·la (dicen que más auténtico que el propio Tíbet) o en Lijiang. Yo he optado por la segunda ya que sigo sin estar fino del todo y llevo casi 3 meses con frío, al que estoy empezando a odiar con toda mi alma.
Yunnan es una de las provincias más mágicas de China. A parte de poseer un paisaje privilegiado, las cumbres tibetanas en el norte y las selvas tropicales en el sur. A parte de eso, también destaca que el 50% de la provincia no está habitada por los han, el grupo mayoritario aquí en China. De hecho, es muy común ver musulmanes que llegaron aquí en la época de Genghis Khan. Pero de todas las etnias, hay dos que destacan por encima del resto, los naxi y los mosu. Las dos son sociedades matriarcales y las mujeres mosu son famosas por el fenómeno» matrimonio ambulante», es decir nunca se casan ni cohabitan con ningún hombre y pueden tener todos los amantes que deseen a lo largo de su vida. Los naxi, también tienen connotaciones con fuertes influencias matriarcales. Como ejemplo, un botón: la palabra «piedra» más femenino significa gran piedra. En cambio «piedra» más masculino es un guijarro.
Curioso, no?
Más allá de eso, mi llegada al Yunnan, a Kunming concretamente, se centraba en intentar cruzar a Birmania por la única frontera terrestre posible, pero el gobierno birmano me ha fastidiado el plan y han cerrado la frontera, por lo que tendré que esperar. Mi plan B es conocer en profundidad esta provincia y avanzar hacia el este de China.
Por ahora, me he limitado a disfrutar de Kunming, dejando la guía en la habitación y simplemente dejándome llevar. A cambio, me he llevado paseos por mercados, buenísima comida y un masaje en los pies de más de una hora por 5€. Y todo ello acompañado del sol. Aunque de todo, lo que más me ha fascinado es la cantidad de gente mayor que hay en esta ciudad, que a diferencia de nuestros ancianos, éstos tienen una energia envidiable y se pasan el día haciendo ejercicio y llenando de energia toda la ciudad.
Pero la tranquilidad se acaba y esta noche me voy a Lijang para hacer un trekking por la famosísima Gargante del Tigre. Después avanzaré hasta la mística Shangri·la y terminaré en Dali.
Y después ya veremos qué hago con mi vda…
no es lo mismo que Pandas Comiendo. Y es que el 99% del día de este curioso animal es eso. Comer, dormir y de vez en cuando caerse.
Aunque se trata de un animal en protección aquí en Chengdú, en la provincia del Sichuan hay muchos. Y hoy tocaba visitarlos. El Base of Giant Panda está a las afueras de Chengdú. A unos 10 km. y aunque llegar no es fácil hoy estaba motivado y he decidido hacerlo con bus local. Para ello he tenido que hacer 2 trasbordos (primero el bus número 1 hasta la última parada y después el 198 o 532) y tardar una hora y media. Eso sí, ha sido muy divertido y encima me he ahorrado una pasta.
La entrada al recinto es cara y aquí no me ha colado el IPC, así que he tenido que pagar 58 yuans. Lo cierto es que ha sido mejor que lo esperado ya que durante algo más de dos horas he podido disfrutar a solas de estos animales que aunque desprenden ternura por los 4 costados, sus garras os puedo asegurar que son largas.
Ahí van las fotos:
PD: si has hecho OOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHH más de 7 veces tu instinto maternal está a tope así que ten cuidado.
Y me la concedió.
Si eres un pájaro, como yo, y los días de tu visado pasan volando y cuando te has dado cuenta está a punto de caducar. Si éste es tu caso, debes seguir leyendo. Si no pues lee también, prometo sangre.
Al llegar del Tibet me di cuenta que en 3 días me caducaba el visado chino y que la multa eran 500 yuans al día (algo más de 50€). Para colmo, el PSB de Chengdú (la ciudad en la que me encontraba y capital del Sichuan) tardaba 5 días hábiles. Vamos que estaba jodido. Entonces, leí que a 2 horas de Chengdú está Leshan, una pequeña ciudad famosa por tener el Buda más grande del mundo y conceder visados en menos de un día.
Total, que me embarqué camino a Leshan confiando en que todo iba a ir bien, a pesar de mi escepticismo con los funcionarios. El billete son 45 yuans con botella de agua y Misión Imposible en chino. Eso sí, la 2. Aprovecho para decir que se trata de una auténtica garrulada. Ahí, lo primero que hice es llamar al primero hotel que salía en LP. No contestan. Probé el segundo. Contestan pero no hablan inglés. Estupendo. Igualmente no tenía mucho tiempo, ya que el PSB cierra a las dos así que cogí un taxi y me fui para allí. Después de negociar, o más bien regatear, conseguí una habitación individual (la primera del viaje) con baño por 60 yuans.
De ahí, me fui directo al PSB antes de que cerraran. Segunda planta. A pesar de las miradas de desconfianza parece que todo iba bien, aunque hasta el día siguiente no estaré 100% seguro, pagué mis 160 yuans por un visado de 30 días con 0 entradas y me fui. Solo me queda disfrutar de la ciudad.
Sichuan es la capital de las especies y adoran el picante. Pero eso os lo explico en otro post. El caso es que encontré un mercadillo y decidí quedarme a comer ahí. El instinto no me falló y comí estupendamente bien y encima me invitaron. Por supuesto, les dejé 5 yuans encima de la mesa y me fui a descansar.
A la mañana siguiente me fui a conocer el famoso Gran Buda. Algo más de 50 metros. Increíble. Y a diferencia de otras atracciones turísticas, ésta merece la pensa visitar. A pesar de los 90 yuans de la entrada. Al tener tiempo me moví con el bus local número 13 pagando 1 yuan y ahorrándome 30 yuans. Por cierto, es alto pero tampoco es para tanto:
Además, me ha servido para ver que el poder de las marcas va más alá de las creencias religiosas. Y están hasta en las ofrendas a los budas. Buen tanto Oreo (krafft).
Y por fin, a eso de las 16:00 tendría veredicto. Y sí, soy apto para estar 30 días más en este país. Así que cogí el bus rumbo a Chengdú y ahora estoy escribiendo estas lineas desde el Lazy Bone Hostel.
Estoy satisfecho por cómo ha salido todo. A la primera, sin problemas. Es curioso como uno se contenta con los pequeños detalles.
PD: Y para los que habéis leído por la promesa de la violencia aquí la tenéis:
Como algunas voces no se creían que había comido serpiente, gusano o escorpión, aquí os dejo la prueba. Obviamente, los chinos no comen estos manjares y se trata de una atracción para turistas.
¿Tú lo harías?
Yo comiendo un escorpión muerto:
Mi amigo polaco Cuba comiendo un escorpión vivo:
Sin duda se trata de una salvajada y antes que empiece la avalancha de tópicos he de deciros que aquí donde los véis, Cuba y su novia tienen una de las historias de amor más bonitas que he escuchado. El mismo día que se conocieron él decidió aocompañarla durante 6 meses en un viaje por Suramérica.
¿Tú lo harías?
PD: gracias Líria por subir los vídeos a YT.
Antes de seguir escribiendo quiero dejar claro que este post lo escribo desde el más sincero respeto hacia la cultura china. Una cultura milenaria que me apasiona. Dicho esto, es cierto que una de las cosas que más me han impactado es el cambio cultural en determinados hábitos que en occidente no se acostumbra a ver. De todo, hay 2 aspectos vinculados con la higiéne colectiva que me han sorprendido:
1. Los niños pequeños llevan unos pantalones dotados de una cremallera en la parte trasera, que en momentos de apretón abren sin discreción alguna y sueltan la papilla. La verdad es que la primera vez que lo ví en el metro de Beijing me quede de piedra. Pero lo cierto, es que he estado pensando al respecto y al fin y al cabo tampoco es tan extraño puesto que todo el mundo sabe que los pañales son caros y cuando un niño necesito expulsar no hay nadie que lo consiga detener. Eso sí, los pantalones con la cremallera trasera son la caña!
2. No spitting please! Este cartel que prohibe escupir, está en la mayoría de sitios públicos. El caso es que esta costumbre la he visto en otros países asiáticos (véase Índia o Mongolia), y a mi me parece tremendamente divertida especialmente cuando lo hacen las mujeres.
Véis, tampoco he sido tan malo, pero el título se prestaba a ponerlo como amante de los chascarrillos que soy. Y tengo más, pero en otros posts.
PD: chascarrillo
Después de pasar casi una semana en Beijing mi cuerpo me pide un cambio de aires. Y nunca mejor dicho. Beijing mola, pero es una gran ciudad, concretamente la ciudad más contaminada del mundo. Además, mi estancia ha coincidido con una ola de frío. Así que esta tarde cojo un tren rumbo a Pingyao. Un pequeño pueblo de 40.000 450.000 habitantes famoso por su belleza y tranquilidad.Son unas 12 horas de viaje en tren que aprovecharé para preparar el resumen Mongolia y para aprender algo de mandarín.
Aunque el gobierno chino no me deja subir las fotos, os paso un adelanto.
Baochí liánxì!
Es el OMG chino. Y está expresión se repite en mi cabeza en cada esquina y es que Beijing es una ciudad increíble en la que más de 15 millones de chinos conviven.
En ella he visto la famosa plaza Tianmen donde descansa Mao, el parque del templo del cielo, el palacio de verano y como no, la gran muralla china. Pero de todo, lo que más me ha impresionada es la comida china.
En este país tienen devoción por la comida y sin duda ésta es deliciosa. Como turista que soy he probado escorpión, serpiente y gusanos. Pero como la ley en China no permite utilizar youtube ni Flickr lo no lo puedo demostrar todavía.
El caso es que Beijing mola. Es una ciudad ordenada y agradable con lo mejor de una ciudad con rascacielos y con lo mejor de una ciudad dominada por los hutongs. Y aunque aún no he cogido el pulso de los «chinorris» (con cariño) espero hacerlo en el resto de viaje que me queda.
El miércoles me voy a Pingyao, un pequeño pueblo al sur-oeste de Beijing.
La salida de Mongolia y la llegada a Beijing ha sido eso, un cuento chino. Para llegar a Beijing desde Mongolia tienes 3 opciones: avión, transmongoliano o tren mongol local. Yo he elegido la tercera, la más divertida y más barata por otro lado. Una vez en la frontera mongola tienes que subirte en un jeep «ilegal» que cruza la frontera, te bajas 4 veces para cruzar diferentes aduanas y después de 3 horas llegas a Erlian, la primera ciudad china que hace frontera con Mongolia.
Y aunque odio las fronteras y lo que significan, es tremenda la sensación cuando cruzas una y ves lo diferente que es un país de otro. Al llegar a China tenía que esperar 6 hoas hasta coger mi bus a Beijing por lo que decidí pasear, durante el paseo me crucé con un grupo de chinos que degollaban y posteriormente limpiaban una oveja para después vender la carne a los restaurantes cercanos.
El bus rumbo a Beijing salía a las 16:30 y he llegado a las 05:30 a la capital china. Y ahí he alucinado. La gente, en manadas corría a esas horas de la mañana y yo con mi mochila no sabía donde estaba, cansado de buscar un metro me he subido a un taxi y después de estar más de 10 minutos sin movernos el taxista me ha dicho que sería mejor que lo coja en la otra dirección. Eso he hecho, he regateado el precio con el nuevo taxista y en 10 minutos he llegado a mi nuevo hostal, el Leo Hostal. La calle es preciosa, es como cualquier ChinaTown del mundo pero de verdad. He domido un par de horas y me he lanzado a la ciudad, primero a la ciudad prohibida y después a la famosa plaza de Tianmen donde Mao descansa en paz (¿?).
Cuando ya me iba a ir he conocido 2 chinos con los que he pasado la tarde.
Las sensaciones son buenas y lo de la comida, es increíble. En España se come bien pero aquí no echas de menos las spanish food.
Mañana más…