Y después de vivir la California americana me fui a la Baja California, ya en Mexico. Y eso es otro mundo. Cruzar la frontera es fácil, la entrada en Mexico lo es, la entrada a USA todo lo contrario. Pero tiene recompensa ya que es un país increíble y su gente formidable.
Mexicali
En esta época del año el calor en Mexicali (la capital) es sofocante pero siempre hay alguien dispuesto a servirte una «echebe» (cerveza). Además, yo tuve la suerte de tener una guía excepcional que me llevó por los «antros» (pubs) de Mexicali e incluso disfrutar de la «alberca» (piscina) para contrarestar el calor. Mexicali no es una destinación muy turística ya que en Julio y Agosto se ponen a 50º, aún así tienen una oferta cultural muy rica, sin ir más lejos, Shakira actúa la semana que viene. Además, Mexicali es famoso por los dentistas ya que muchos «gringos» cruzan la frontera porque es más barato.
La Rumorosa
De salida de Mexicali uno se topa con la Rumorosa, que tiene un paisaje montañosa precioso y que se llama así por el rumor del viento, que suaviza el calor y refresca. Es un pequeño puerto de montaña con una rica fauna.
Rosarito
Es uno de los destinos turísticos favoritos por los mexicanos, gringos y pochos. Tiene playa, eso sí el agua está helada pero hay un ambiente festivo muy contagioso. En los meses de verano hacen festivales de música en la playa. Muy recomendable ir hasta Puerto Nuevo y comer langosta y demás marisco. Si lo acompañas con Mariachis será una comida inolvidable. Por cierto, si no sabes qué pedirles ahí van tres: el Rey, Amor Eterno y Cielito Lindo.
Ruta del vino
La Baja California tiene un clima muy parecido al Mediterráneo por lo que se puede disfrutar de aceitunas y vino. Se está poniendo muy de moda entre los mexicanos descubrir el vino y hay rutas en las que te hacen catas acompañadas de queso. Imprescindible.
Ensenada
Es otra de las destinaciones a las que hay que ir. Visitar el antiguo Casino (ahora Museo), ir al Hussong´s (bar más popular de Baja California), ir a la Bufadora y sobretodo comer Almeja rellena en el Restaurante Primo Nava (cerca del Hotel San Nicolás). De verdad, es de los mejores platos que he comido en mi vida.
Y ahora me voy a Tijuana.
Ya os he confesado mi amor a California, pero San Diego ha sido la guinda del pastel. Ya me habían avisado que se trataba de la ciudad más elegante de todo Estados Unidos, y lo corroboro. Sorprende que pueda ser real, todo limpio y ordenado, con un clima muy parecido al mediterraneo y con un ambiente muy veraniego ya que tanto americanos como mejicanos vienen a pasar las vacaciones.
San Diego está a 20 minutos de Tijuana por lo que es una zona muy concurrida por mexicanos y pochos (americanos con origen mexicano) y eso le da un toque más cosmopolita e interesante a la ciudad.
Qué hacer? Pues desde el Balboa Park, Pacific Beach, cenar y pasear por el Downtown, Coronado o ver al mejor equipo de Baseball, los San Diego Padres, toda una experiencia. Los partidos duran 5 horas y por si fuera poco juegan 4 partidos seguidos contra el mismo equipo. El deporte en sí es aburrido y por televisión no tiene ninguna gracia (mi modesta opinión) pero ya sabéis cómo son los americanos y de todo hacen un espectáculo, enfocando a los seguidores, con música, y un ambiente muy familiar pero muy festivo. Eso sí, no olvides tu pasaporte o ID porque en tal caso no te sirven cerveza y entonces ya sí que es infumable.
En definitiva, San Diego es una parada imprescindible en la costa Oeste de los Estados Unidos, eso sí, cuidado que engancha y es un candidato perfecto para ser una ciudad donde vivir. He dicho!
Y siguiendo con nuestra fortuna llegamos al gran cañón, pero a la parte equivocada. A la turística donde te cargan por todos lados. Sin tiempo para ir al otro lado, la parte interesante y barata, ya que estábamos en la etapa final del camino y nos faltaban horas. Además, había discrepancias: unos querían hacerlo en helicóptero, otros en bus y algunos como yo que me planteaba no hacerlo porque me parecía abusivo.
Sin tener nada claro nos volvimos al coche en busca de un sitio para dormir. El más cercano a más de una hora de camino ya que el resto estaba lleno. A los pocos minutos vemos un rancho y decidimos parar para tomar una cerveza y relajarnos. Y EUREKA, tienen habitación. Es un rancho con sus caballos y sus propietarios vestidos de cowboy. Incluso nos imaginábamos como por la noche Casey, el country man que tocaba la armónica y la guitarra en medio de la hoguera nos ofrecía mellows para quemar bajo las estrellas.
Tiene dos habitaciones donde cabemos los 8 y encima si queremos tienen 2 helicópteros esperando para ver la puesta de sol desde el gran cañón. Negociamos a la baja aún sabiendo que teníamos todas las de perder. Y al final, aceptaron y pagamos lo mismo por noche + cena + desayuno + helicóptero que solo por el helicóptero en los más de 50 folletos que habíamos visto. Otra vez la fortuna nos sonreía y algunos ya empezábamos a sospechar que tanta eso no podía ser real. Aún así, no teníamos tiempo para darle vueltas, así que de un salto nos metimos en el helicóptero.
Y fue una sensación increíble, a pesar de que el material gráfico no fue el deseado, siempre quedará en nuestra retina el momento en que el pájaro azul (para utilizar lenguaje indio) se elevó y bajó adentrándose en ese capricho de la naturaleza que alguien decidió llamar cañón, mientras a nuestras espaldas el sol chocaba con las montañas del oeste. Todavía hoy, casi una semana más tarde, se me pone la piel de gallina al recordarlo. Y eso que yo no quería hacerlo…
Las Vegas es una locura. Es una ciudad construida en medio del desierto con Casinos y strip clubs abiertos 24 horas. Puedes ver una montaña rusa en el ático de un hotel, la Torre Eiffel, el skyline de Nueva York o las pirámides de Luxor. Todo en 15 kilometros, que es lo que mide la Strip Street.
Y eso es todo. Bueno también puedes ir de compras ya que los impuestos son más bajos que en el resto de Estados. Pero me refiero a que no os voy a poder contar nada más porque cuando entras en Nevada tienes que firmar un contrato moral que te imposibilita explicar lo que pasa en Vegas. Eso sí, os diré que las 3 primeras horas han sido las más intensas de mis 10 meses de viaje y que a pesar de que no aposté ni 1$ me llevé 100$. Y por si fuera poco, la fortuna nos sonrió ya que por un error del Hotel nos dieron la habitación más lujos del Imperail Palace, la Penthouse. Y aunque salvando las distancias me creo que lo de Resacón en Las Vegas pueda pasar.
Aquí el vídeo de la película: Hangover
Este estado, el de California es increíble. Uno es capaz de pasar de un paisaje nevado con cascadas de más de 180 metros al punto terrestre más bajo sobre el nivel del mar, (85.5 metros) y a unos 50º C.
Yosemite es uno de los parques naturales más famosos del país, es por ello que el fin de semana se llena y a pesar de su inmensidad, el alojamiento sin reserva y para 8 fue imposible. Como alternativa está Oakhurst y Groveland (con el bar más antiguo de California). Además, éste último pueblo se ha reservado un hueco en nuestro corazón, justo al lado de Sri Lanka. El Valle de Yosemite, que es lo que nosotros visitamos es un 5% del parque y en 2 días no da casi tiempo de ver nada pero a grandes rasgos mi recomendación es: Mariposa con las Secuoyas (árboles milenarios y enormes), Glacier Point, Swinging Bridge, buscar alojamiento en Yosemite Village y al día siguiente Toulumne Meadows, Olmstead Point y bañito en el Tenaya Lake. Noche en Groveland.
Y después de haber subido hasta 2.600 metros vamos al punto terrestre más bajo de la tierra. Las carreteras son increíblemente largas. De videoclip, de hecho aprovecho la ocasión para informaros de que en breve publicaremos la portada de nuestro primer y último álbum «The Fattyfaces» que fue tomada en una de esas carreteras. El making of me lo confiscaron. La mayoría del trayecto lo pasas a más de 40º C y hay puntos en los que sobrepasas los 50. Y a pesar del calor sofocante, hicimos la prueba del huevo y no, no funcionó, es un mito. Muy recomendable la para en Keeler, el verdadero pueblo fantasma.
Y de Death Valley, que hace honor a su nombre nos fuimos a Las Vegas, que ya os adelanto que también hace honor a su reputación, pero eso es otra historia.
SF. A pesar de que la puerta de entrada para la mayoría de personas es por Los Angeles, lo cierto es que San Francisco es la ciudad más movida de la costa Oeste. Es una ciudad que todos conocemos a través de películas y en la que los casi 4 días que hemos estado no han sido suficientes para disfrutarla entera. Aún así, hemos ido al Golden Gate, Coit Tower, Alamo Square, Pier 39, Castro, China Town y todos los puntos de interés posible. Y por una vez, el clima no nos ha ayudado ya que un día nos diluvió y el resto ha hecho frío, pero no nos quejamos de la fortuna ya que hasta el momento ha estado de nuestro lado.
Gay Parade. Casualidades de la vida, llegamos el día que terminaba la Gay Parade, posiblemente el evento Gay más masivo del mundo, y es que SF es una de las ciudades más tolerantes con el colectivo gay y calles como Castro se abarrotan de banderas rainbow. Cogimos el final de fiesta, pero fue suficiente para hacernos una idea de lo que supone para la ciudad.
Homeless. Es sin duda, la ciudad con más homeless en la que he estado. Está lleno. Al principio choca y genera cierta inseguridad ya que se acercan pidiéndote dinero abiertamente para alcohol, pero la realidad es que son muy pocos los casos en los que hay problemas y es muy curioso ver cómo los habitantes de SF conviven en harmonía con sus homeless.
Ahora, rumbo a Yosemite.
Ya estoy en California. Yo, 8 amigos y nuestro nuevo medio de transporte.
Empezamos en Los Angeles y de ahí subimos por la West Coast con parada en Santa Barbara donde se celebraba la fiesta del solsticio de verano con una rave en toda regla. De ahí, subimos hasta San Luís Obispo para pasar la noche.
Y de ahí subir la Big Sur, una de las mejores rutas en carretera hasta San Francisco donde coincidimos con la última noche de la Gay Parade.
Está yendo tan bien que no tengo mucho tiempo para escribir pero os puedo asegurar que es la ostia.
Pues no precisamente para mí.
Esto de los cambios horarios me tiene fascinado. Ya en Rusia tuve la experiencia de cambiar hasta 3 veces la hora de mi reloj mientras circulaba con el Transiberiano. Aunque lo de este 23 de junio se supera.
Entre Fiji y Los Angeles hay una diferencia horaria de 19 horas, por lo que yo cogeré el avión el día 23 de junio a las 22:00 (hora Fiji) y aterrizaré en Los Angeles el día 23 de junio a las 13:00 (hora Los Angeles). Es decir viviré dos noches de Sant Joan, la que para mí es la noche más especial del año. Una en Fiji (sobrevolando el Pacífico) y la otra en California. Además la última con la compañía de muy buenos amigos y de mi hermano.
Espero que vosotros, disfrutéis del solsticio de verano. Y como se dice en mi tierra: Bona revetlla, molts petards i molta coca!
PD: si algún graciosillo se le ocurre hacer alguna referencia a Lost, deciros que la compañía es Air Pacific y no Oceanic Airlines. Es Nadi y no Sidney. Y que si por casualidad en el avión me encuentro un gordo, un paralítico, un borracho, un macarra y una presidiaria, el avión lo cogerá quién yo me sé. He dicho!
Normalmente nunca escribo mal y pocas críticas he hecho a lo largo de mi viaje, pero me voy a tomar la licencia de dar mi opinión sobre los fijianos, y os avanzo ya que no es buena. En todas las estadísticas de los pueblos más amables los fijianos encabezan todas las listas, bajo mi punto de vista de manera inmerecida. En realidad me da bastante igual, ya que la credibilidad de estas listas deja mucho que desear, pero sí quiero hacer una reflexión sobre su comportamiento después de pasar casi 3 semanas en las islas.
Mi experiencia me ha demostrado que la gran mayoría de los fijianos (hombres) que trabajan en los hostales (o para todo aquello relacionado con el turismo) se mueven por 2 intereses: dinero y mujeres. Y yo al no darles la primera y no encajar en la segunda he tenido algún que otro encontronazo. Nada grave pero sí revelador. Es algo que al principio me chocó mucho y creerme que le he dado muchas vueltas al tema, pero ésta ha sido mi conclusión.
Razones? Varias. Pero la principal es que en Fiji hay un turismo de poca calidad que viaja a las islas se emborracha, deja la mierda y se vuelve a su casa. Y entiendo por tanto, que los fijianos hayan desarrollado esta habilidad, que por otro lado desenvuelven muy bien. Salvando las distancias era como aquel personaje de Verano Azul (el guaperas) que recibía a los turistas en verano a la defensiva ya que sabía que tarde o temprano se iban a largar. Y aunque lo entiendo no lo comparto y me molesta.
Pero no todo está perdido. Curiosamente en Viti Levu, la isla principal donde está Suva (la capital) y Nadi, es donde más sonrisas y buena gente me he encontrado. Una vez más, alejado del foco turístico ya sea en el bus local o en un mercado.
Espero no herir sensibilidades y tengo claro que habrá mucha gente que no estará de acuerdo, pero ésta es mi opinión. Eso sí, el país es increíble así que en la medida de lo posible no dudéis en visitarlo.
Nunca hasta este momento había estado tan cerca del final del viaje. Me explico: estoy en Fiji, en la otra punta del mundo por lo que el camino de vuelta ya ha empezado y además tengo 29 años y la cuenta atrás para dar la vuelta al mundo antes de los 30 ya ha empezado.
La celebración no fue nada del otro mundo, tampoco lo esperaba, pero sí que fue entrañable e inolvidable por la compañía: a mi amigo Albert se sumaron Salva y María, una pareja malagueña (o malaguita según ellos) que también están dando la vuelta al mundo. Los 4 hemos compartido unos días increíbles en escenarios de películas como El lago azul o Castaway (Naufrago), buceando con tiburones, mantas, lobster o squids. O bautizando islas a las que llegamos en kayak tras una hora de darle al remo y que moralmente son ya nuestras.
Pero bueno, mejor os dejo el vídeo que ha hecho Albert resumiendo una pequeña parte de las risas y los buenos momentos que hemos pasado: